Da manhã na praia trouxe a concha em cujo nácar, tenho a certeza, acendeu-se hoje o sol.
Foram necessárias muitas manhãs de escuridão para que fosse possível ver uma concha na areia da praia, saber que o sol se acende, ter a certeza que se acende no nácar.
E agora está ali, em cima da mesa prateada, para que não me esqueça das coisas que sei.
Afinal, Bécquer, quando falava do berço de nácar, o que embala o mar, era a isto que se referia.
ResponderEliminarPodia estar apenas a referir-se a uma baía, mas prefiro essa sua tese.
EliminarVeja esta maravilha:
Podrá nublarse el sol eternamente;
Podrá secarse en un instante el mar;
Podrá romperse el eje de la tierra
Como un débil cristal.
¡todo sucederá! Podrá la muerte
Cubrirme con su fúnebre crespón;
Pero jamás en mí podrá apagarse
La llama de tu amor.
E esta?
EliminarRIMA II
Saeta que voladora
cruza, arrojada al azar,
y que no se sabe dónde
temblando se clavará;
hoja que del árbol seca
arrebata el vendaval,
sin que nadie acierte el surco
donde al polvo volverá;
gigante ola que el viento
riza y empuja en el mar,
y rueda y pasa, y se ignora
qué playa buscando va;
luz que en cercos temblorosos
brilla, próxima a expirar,
y que no se sabe de ellos
cuál el último será;
eso soy yo, que al acaso
cruzo el mundo sin pensar
de dónde vengo ni a dónde
mis pasos me llevarán.
Maravilhosa, Maria!
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